Cocina de temporada:Invierno

La llegada del invierno se saborea también en la mesa, una época del año donde combatir el frío con las mejores recetas de cuchara y otras preparaciones reconfortantes. La cocina late al ritmo de las temporadas y épocas del año, cada una con sus propios sabores y aromas característicos. En invierno se imponen las preparaciones calientes para combatir el frío, platos de cuchara pero no solo que sirven como reconfortante método para subir la temperatura corporal y ayudarnos a combatir tan gélida temporada.A continuación os iré presentando una selección de recetas propias del invierno capaces de caldear a cualquier comensal.
Entramos en tiempo de guisos, cocidos, sopas, cremas, estofados o potajes que alimentan, calientan y reconfortan. Platos donde las legumbres, verduras y hortalizas adquieren más protagonismo si cabe junto a carnes, pescados o mariscos, preparaciones contundentes con buen aporte nutricional y calórico pero también más ligeras, saludables y bajas en calorías para equilibrar nuestra dieta.

 

Pero antes de empezar...un poquito de historia:

Los Orígenes de la Cocina de Temporada: Un Viaje a Través del Tiempo

La cocina de temporada, basada en el consumo de productos frescos y locales en su momento óptimo de maduración, tiene una larga y rica historia que se remonta a los albores de la humanidad. 

 Prehistoria: Los primeros humanos dependían de la caza y la recolección, adaptando su dieta a los ciclos naturales de las plantas y animales. La estacionalidad era crucial para su supervivencia, guiando sus decisiones sobre qué y cuándo consumir. 

Antiguo Egipto: Se cultivaban diversas frutas, verduras y cereales, con registros de prácticas agrícolas que consideraban la estacionalidad. El calendario egipcio incluso se basaba en las inundaciones del Nilo, que determinaban los ciclos de siembra y cosecha. 

Grecia y Roma: Se valoraba el consumo de productos frescos y locales, con escritos que alababan los sabores y beneficios de cada temporada. La cocina romana incorporó técnicas de conservación como la salazón y el encurtido para extender la disponibilidad de alimentos.

Edad Media: La influencia de la Iglesia y la nobleza impulsó el consumo de carne y productos de temporada como símbolo de riqueza y estatus. Se desarrollaron mercados locales donde se intercambiaban productos frescos, fortaleciendo la conexión entre la gastronomía y la estacionalidad. 

Renacimiento y Barroco: Surgieron nuevas técnicas culinarias y un mayor interés por la experimentación con ingredientes de temporada. Los banquetes y celebraciones se caracterizaban por la abundancia de productos frescos y platos elaborados según la época del año.

Revolución Industrial: La industrialización y el desarrollo del transporte permitieron la distribución de alimentos a lo largo del año, sin importar la estacionalidad. Sin embargo, esto también dio lugar a una pérdida de conexión con los ciclos naturales y la cultura alimentaria local. 

Siglo XX y XXI: Aumento de la conciencia sobre la importancia de la sostenibilidad, la salud y el consumo responsable. Revalorización de la cocina de temporada como una forma de alimentación más saludable, respetuosa con el medio ambiente y que apoya a los productores locales. 

En la actualidad: Chefs, movimientos gastronómicos y consumidores apuestan por la cocina de temporada como una filosofía culinaria que celebra los sabores auténticos y la diversidad de cada época del año. Se reconoce como una forma de preservar la cultura alimentaria tradicional y promover un sistema alimentario más sostenible. 

En resumen: La cocina de temporada no es una tendencia pasajera, sino una práctica ancestral que se ha ido adaptando a lo largo del tiempo. Es una forma de conectar con la naturaleza, disfrutar de los sabores más frescos y contribuir a un futuro más sostenible.

En Oviedo, Asturias: La cocina de temporada tiene una fuerte tradición, con una gran variedad de productos locales de alta calidad que varían según la época del año.

Invierno: Fabada asturiana, pote asturiano, caza, quesos. 
Primavera: Sidra, espárragos trigueros, fresas. 
Verano: Merluza del Cantábrico, bonito del norte, tomates, pimientos. 
Otoño: Setas, castañas, manzana asturiana.

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